1º.- EL ESTUDIO DEL SER HUMANO: LA ANTROPOLOGÍA.
1.1. DEFINICIÓN.
La investigación que responde al esfuerzo por contestar preguntas sobre cómo somos, cuál es nuestro origen como especie, cómo se ha desarrollado nuestra cultura, forman parte de una disciplina que estudia al ser humano desde todas sus facetas: la antropología.
Este término procede del griego, de los conceptos “anthropos”, ser humano, y “logos”, estudio o conocimiento. Esta investigación incorpora el examen de la evolución biológica de nuestra especie, el estudio de los distintos tipos de sociedades humanas y sus particularidades, la comparación entre los diversos modos de organización social, etc.
Los más antiguos precedentes de la antropología se remontan a la Grecia antigua. Como tales han sido considerados los estudios médicos-anatómicos de los médicos helenos Hipócrates y Galeno. En el aspecto cultural, Herodoto de Halicarnaso describió la organización y costumbres de los diferentes pueblos de su tiempo. El desarrollo de la antropología en Occidente, no obstante, recibirá un impulso excepcional a partir del descubrimiento de América, cuando los europeos entran en contacto con las culturas aborígenes de México, Colombia, Perú, etc., a causa del gran contraste entre las distintas formas de vida. Ya en 1749, con G.L. Leclerc, conocido como el conde de Buffon, y su “Historia natural del hombre” la antropología alcanza su madurez.
El ser humano quedó incluido como objeto de estudio de la ciencia natural en el siglo XVIII gracias a la clasificación de las especies de Linneo. Adquirió entonces su denominación taxonómica: Homo sapiens, orden primates, clase mamíferos, subfilo vertebrados, filo cordados. En el siglo XIX, las teorías de Darwin y los viajes a países exóticos propiciaron la sistematización de la antropología como disciplina científica. La fundación de la Sociedad de Antropología de París, creada en 1859 por el médico francés Paul Broca, suele tomarse como la fecha inicial de la ciencia antropológica moderna.
1.2. DIVISIÓN.
Dependiendo de cuáles sean su objeto y método de estudio, se distingue entre la antropología filosófica y la antropología científica.
La antropología filosófica aspira a una explicación global de nuestra identidad frente a los demás seres, para lo cual pretende definir los rasgos esenciales del ser humano. Esta preocupación acompaña a la filosofía desde su mismo origen. El método de trabajo de la antropología filosófica consiste en la reflexión a partir de los datos facilitados por las ciencias sociales (historia, sociología, economía...) y de las ideas generadas por el propio pensamiento filosófico a lo largo de su historia.
La antropología científica es una disciplina de origen mucho más reciente. Sus teorías y afirmaciones proceden de los datos recogidos mediante la observación. Surgió en la segunda mitad del siglo XIX, alentada por el desarrollo de la teoría de la evolución. Se ocupa tanto de la dimensión biológica de la especie humana como de la dimensión cultural. Por este motivo, actualmente se distinguen dos grandes ramas de la antropología científica: la antropología física y la antropología cultural.
La antropología física estudia los aspectos biológicos propios del ser humano; es decir, el ser humano en cuanto organismo animal.
Tres son los análisis fundamentales que lleva a cabo la antropología física:
*Estudia el ser humano como producto de la evolución biológica, es decir, de los cambios experimentados por la especie desde su aparición en tiempos prehistóricos.
*Describe las diferencias físicas observables entre los seres humanos y los homínidos, que son nuestros parientes más cercanos en el árbol evolutivo.
*Distingue entre las variedades físicas observables entre los distintos grupos étnicos que componen la humanidad actual.
La antropología cultural estudia el origen, desarrollo, estructura y características de la cultura humana, tanto en las sociedades del pasado como en las actuales. Entre las segundas se incluyen todas las sociedades presentes, sea cual sea su grado de tecnificación. En este ámbito de la antropología, se entiende por cultura todo comportamiento aprendido en el marco social. Se estudian las estructuras políticas, sociales y económicas; las relaciones de parentesco; los mitos y rituales religiosos; y la producción artística y técnica.
Algunas ciencias que trabajan en estrecha colaboración con la antropología física son la anatomía humana (estudio de las estructuras macroscópicas del ser humano), la fisiología (funciones de los seres vivos), la paleontología (el registro fósil), la genética (la herencia biológica), la biología molecular(los procesos que se desarrollan en los seres vivos a partir del estudio de las proteínas y los ácidos nucleicos) y la primatología (estudio científico de los primates).
La etnografía (estudia las prácticas culturales de los distintos grupos sociales), la arqueología (el pasado a través de sus restos materiales), la lingüística (la evolución y estructura de las lenguas naturales) y la propia antropología física son algunas de las ciencias que trabajan con la antropología cultural.
2º.- LA HOMINIZACIÓN
Entendemos como hominización el proceso biológico que da lugar a la naturaleza humana mientras que el proceso cultural lo denominaremos humanización.
Cuando queremos explicar algo una manera de empezar es explicar sus orígenes: cómo se ha formado y qué hechos o factores han influido en su constitución, en su desarrollo y su evolución. A la pregunta sobre el origen del ser humano, es decir, sobre su antropogénesis se han dado distintas respuestas que vamos a agrupar en dos grupos. Las preevolucionistas o creacionistas y las evolucionistas.
2.1. LAS EXPLICACIONES CREACIONISTAS.
La diversidad de especies presentes en nuestro planeta ha maravillado, desde siempre, a todas las generaciones. Los primeros filósofos griegos, como Platón o Aristóteles, creían que las especies que hay en nuestro planeta no habían sufrido cambios desde su origen. Quienes sufren modificaciones a lo largo de su vida son los individuos, pero ellos pensaban que las especies se mantenían constantes, siempre las mismas (cada gato concreto nace y muere, pero la especie perdura eternamente).
La aparición de las especies podría haber sido por generación espontánea, o por medio de la voluntad divina que las había creado, como explican muchas religiones y culturas. Así, la tradición bíblica explicaba el origen del ser humano acudiendo a la teoría creacionista, que se sustentaba en una interpretación literal del libro del Génesis. Sus tesis básicas eran: la creación separada y definitiva de todas las especies vivas, y la creación del ser humano por Dios, a su imagen y semejanza.
Estas concepciones partían de un supuesto fijista, es decir, el carácter inamovible de las especies a lo largo del tiempo. Por ejemplo, según el fijismo el caballo y el asno no proceden de un antepasado común ya extinguido, sino que ambas especies existirían desde el principio de la vida tal como las conocemos hoy.
En el siglo XVIII, el creacionismo fijista tuvo defensores como Linneo y Cuvier. Sus trabajos fueron decisivos en el terreno de la historia natural, ya que consideran que la adaptabilidad de los individuos al medio es el resultado o producto de un diseño inteligente. Y, según ellos, esto evidenciaba la existencia de un creador detrás de todo el proyecto de la vida.
Estos autores se opusieron críticamente a los trabajos de algunos contemporáneos como Lamarck, que defendían una visión evolucionista del acontecer natural. Paradójicamente, a pesar de esta convicción fijista, los estudios de botánica y zoología que realizaron Linneo y Cuvier fueron la base de estudios que apoyarán más adelante una concepción evolucionista del origen de las especies.
2.2. EXPLICACIONES EVOLUCIONISTAS.
La publicación en 1859 de la obra de C. Darwin, El origen de las especies supuso la quiebra de las doctrinas fijistas imperantes hasta ese momento, las cuales habían sido cuestionadas ya medio siglo antes por parte del naturalista francés Lamarck en su libro Filosofía zoológica. Darwin sentó las bases de las explicaciones evolucionistas actuales. Podemos sintetizar su teoría en tres tesis fundamentales:
-Las especies tienen lugar por transformaciones continuadas. Todas las especies, botánicas y zoológicas (incluso la especie humana), proviene de otras anteriores por medio de cambios graduales.
- La selección natural es el principio explicativo de la evolución. Así, entre los muchos cambios que espontáneamente se producen en las especies, sólo perduran y se transmiten aquellos que resultan más eficaces en la lucha por la vida. Los individuos mejor dotados, los que mejor se adaptan al medio, sobreviven y transmiten hereditariamente sus características.
-El ser humano desciende de antiguos primates. Como los demás animales, procede por evolución de especies anteriores ya extinguidas.
La publicación de El origen de las especies tuvo gran repercusión social y generó mucha polémica en su época. En la actualidad, la teoría de la evolución se ha confirmado con numerosos datos paleontológicos.
La teoría darwinista, sin embargo, no explicaba los mecanismos que determinaban qué características se transmitían de generación en generación, ni de qué manera lo hacían. La ausencia de una teoría que diera cuenta de cuáles eran los factores que influían en la herencia biológica de los caracteres fue sustentada por G. Mendel.
Siete años después de la aparición de la obra de Darwin, Mendel formuló una teoría de la herencia en la que aseguraba que los caracteres hereditarios están determinados por factores específicos. Más tarde, estos factores fueron llamados genes.
Los estudios de Mendel iniciaron una larga y fecunda tradición de investigadores sobre la herencia biológica. Las doctrinas mutacionistas, consecuencia de estas investigaciones, explican los cambios en las características de las especies a partir de alteraciones o mutaciones en el material genético.
La combinación de la teoría de la selección natural y las doctrinas mutacionistas es la base de las teorías sintéticas o neodarwinistas. Aunque estas teorías aportan cada día nuevos datos, todavía existen muchas lagunas. Algunas de estas lagunas se refieren al hecho de que según el registro fósil encontramos a menudo especies que se mantienen estables durante un largo tiempo y después sucede que desaparecen o se transforman en otra de un modo aparentemente brusco o en un tiempo relativamente breve. ¿Cómo encajar esto con la idea de un proceso gradual y continuado?
Según la propuesta de los biólogos N. Eldredge y S.J. Gould presentada en 1972 hay que ir hacia una teoría del equilibrio puntuado o equilibrio interrumpido, que da a entender que la evolución avanza a saltos, y no con un ritmo uniforme. Muchas veces el paso de una especie a otra no obedece a una lenta transición de la primera a la segunda, sino que en algún momento tendría lugar una macromutación positiva, es decir, una mutación a gran escala que, aunque lo más habitual sería que fuera contraproducente, en algunos casos excepcionales podría resultar adaptativamente favorable. No obstante, los investigadores siguen discutiendo acerca de cuáles son los mecanismos que han dado lugar a la evolución de las especies.
2.3. LA EVOLUCIÓN DEL SER HUMANO.
Una vez que las teorías evolucionistas proporcionaron las líneas maestras de la evolución, la paleontología, la biología, la genética y la inmunología han ido precisando los escalones concretos de este proceso. La ciencia ha explicado cómo a partir de los primeros organismos multicelulares se llega hasta el ser humano.
Las clasificaciones que muestran los orígenes del ser humano a partir de la evolución de los primates están sujetas a frecuentes cambios, debido a la rapidez con que avanzan las investigaciones en estas cuestiones.
El ser humano está emparentado con especies como el chimpancé, el gorila o el orangután. Según los expertos, la bifurcación de la rama de los hominoides es póngidos y homínidos se produjo hace unos 5 o 10 millones de años.
Dentro de los homínidos, la evolución humana parece que se ha producido del siguiente modo. El homínido más antiguo conocido fue el Ardipithecus ramidus (4,4 millones de años).
Posteriormente, apareció el género Australopithecus (literalmente, “monos del sur”). En realidad se trata de un conjunto de individuos que constituyen nuestros más remotos antepasados conocidos. Los restos más antiguos corresponden al Australopithecus anamensis, hallados cerca del lago Turkana (Kenia). Pero también se han encontrado restos de estos homínidos en Sudáfrica (Australopithecus africanus). El australopiteco más famoso pertenece a la variedad denominada afarensis y recibió el nombre de Lucy. Se encontró su esqueleto casi completo, fosilizado en Hadar (Etiopía). Los estudios realizados permiten decir que era una hembra, con un cráneo pequeño, que andaba erguida sobre los pies y que tuvo hijos. La antigüedad de estos restos se estima en 3,2 millones de años. Los estudios sobre los australopitecos y la abundancia de los restos hallados dan solidez a la hipótesis de que la humanidad nació en África y desde allí se extendió a toda la Tierra.
Al parecer, el australopitecos afarensis dio lugar a dos líneas de evolución, una extinguida (Paranthropus aethiopicus) y otra que evolucionó hasta el ser humano actual. A partir de esta segunda línea apareció una especie considerada ya humana, el Homo habilis.
El nombre de homo habilis que significa homo hábil, se debe a que junto a sus restos se han encontrado instrumentos de piedra sencillos. Un estudio detallado de las manos y de los pies (dedos curvados en ambas extremidades) indica que aún tenía vida arbórea y no solamente en el suelo. Su altura era similar a la de los australopitecos, pero su capacidad craneal era mayor (alrededor de 650 centímetros cúbicos). Vivió hace 1,9-1,6 millones de años en Tanzania.
El Homo erectus se llama así por su posición bípeda consolidada, y vivió durante mucho tiempo: entre 1,8 millones y 300.000 años. Actualmente esta denominación se reserva para restos hallados en Asia (los conocidos como “hombre de Pekín” y “hombre de Java”), a pesar de que comparten características similares con otros fósiles encontrados en África o, incluso, en Europa. En 2004 se descubrieron unos restos de homínidos, no fosilizados totalmente, en la isla de Flores (Indonesia), a los que se conoce como “hombre de Flores”. Se piensa que pueden ser de descendientes directos del Homo erectus, a pesar de que llegaron a vivir simultáneamente a los humanos modernos (entre 90.000 y 13.000 años).
El Homo neanderthanlensis es una especie extinguida que habitó en Europa y en algunas zonas de Asia. Su nombre deriva del lugar donde se encontraron los primeros fósiles: el valle de Neander, cerca de Düsseldorf (Alemania), y se estima que vivieron entre hace 230.000 y 18.000 años. Tenían un cráneo alargado y grande (1550 centímetros cúbicos de capacidad), mandíbulas sin mentón, un esqueleto ancho y muy fuerte, y baja estatura. A ellos se debe la cultura Musteriense, caracterizada por fabricar utensilios de piedra con martillos hechos con madera o hueso. Eran recolectores y cazadores. Aún se discute si poseían un lenguaje oral muy apoyado en gestos o si se trataba de un lenguaje puramente gestual. Lo cierto es que enterraban a sus muertos (lo que indica que tenían creencias religiosas) y que produjeron rudimentarias muestras artísticas.
El Homo antecesor. En 1994, en el yacimiento de la Gran Dolina, en Atapuerca (Burgos), se encontraron fósiles correspondientes a unos individuos altos, fuertes y con un cráneo más pequeño que el del hombre actual. Se estima que vivieron hace 800.000 años, con lo que serían anteriores a los hombres de Neandertal, por eso se los denominó así: antecesores.
El Homo sapiens es el hombre actual. Los fósiles más antiguos corresponden a hace unos 40.000 años y suelen asociarse a yacimientos europeos y a cuevas con pinturas rupestres. A partir de ellos se suele considerar que comienza el Paleolítico superior, no encontrando ya diferencias de tipo físico o biológico con los humanos actuales, sino culturales.
Hay que tener en cuenta que estas líneas evolutivas pueden cambiar por los hallazgos continuos de la antropología, la paleontología. A este respecto existen dos teorías, ninguna de ellas concluyentes, acerca del origen de nuestra especie:
*La teoría del candelabro. Afirma que el origen del ser humano es multirregional. Se produjeron diferentes procesos evolutivos en lugares del mundo dispares y hubo un intercambio genético entre las poblaciones existentes. Por tanto, el origen del ser humano podría haberse dado en cualquiera de estos enclaves. Esta teoría se apoya en las cantidades importantes de fósiles encontradas en distintas partes del mundo.
*La teoría del arca de Noé. Afirma que el ser humano actual tiene un origen único situado en el continente africano. Los humanos actuales habrían emigrado desde África y ocupado progresivamente otras partes del planeta. Reciente estudios genéticos sobre la herencia del ADN darían apoyo a esta teoría.
2.4. EL PROCESO DE HOMINIZACIÓN.
El proceso de hominización está constituido por los cambios fisiológicos que se producen al aparecer el género homo y son, fundamentalmente, la posición erguida, la liberación de las extremidades superiores y el desarrollo cerebral.
*La posición erguida. A diferencia de otros primates, los antepasados del ser humano se caracterizaban por la marcha bípeda, es decir, caminaban sobre los dos pies, sin utilizar como apoyo las manos. La marcha vertical o erguida provocó una serie de cambios anatómicos: pérdida de la prensión en los pies, cambios en la curvatura de la columna, fortalecimiento del cuello..., pero, sobre todo, permitió la observación de mayores áreas de espacios naturales y la liberación de las extremidades superiores.
*Liberación de las extremidades superiores. Caminar erguido sin utilizar las extremidades superiores permitió que las manos se especializasen en funciones distintas de la marcha: la manipulación de objetos, la caza, la defensa o la construcción. Las manos sustituyeron a la boca como órgano de defensa y trabajo, y posibilitaron la utilización e invención de toda clase de instrumentos. Sin embargo, para poder fabricar y manipular objetos es necesario poseer también una serie de capacidades que dependen de la existencia de un cerebro desarrollado y complejo.
*Desarrollo cerebral. Entre Australopitecos y Sapiens sapiens, el cerebro triplica su tamaño y se hace más complejo. Aunque se desconocen las causas exactas que propiciaron este aumento cerebral en los homínidos, muchos estudiosos coinciden en destacar que la liberación de las manos pudo ser el estímulo de este desarrollo. Cuanto mayor sea la pericia en la manipulación y fabricación de objetos, mayor será la capacidad para idearlos y concebirlos. Y al revés, a mayor capacidad cerebral, mayor destreza manual.
El desarrollo cerebral de la especie fue el elemento que hizo posible la aparición de las capacidades técnicas y simbólicas del ser humano:
*Capacidad técnica. Es la capacidad de fabricar y utilizar instrumentos para modificar el entorno, y así, satisfacer nuestras necesidades. Tanto las toscas herramientas de piedra del Paleolítico como el láser son consecuencia de la capacidad técnica del ser humano. A lo largo de la historia, puede apreciarse un aumento en el grado de eficacia y sofisticación de los métodos y productos técnicos.
*Capacidad simbólica. Es la capacidad que posee el ser humano de crear y expresarse por medio de símbolos. Los símbolos son signos, porque están en lugar de otra realidad a la que representan y sustituyen. (Así, un semáforo en rojo simboliza “prohibido pasar”). Gracias a dicha capacidad simbólica son posibles los logros humanos tales como el arte o el lenguaje, y también la autoconciencia o la conciencia moral.
2.5. LA APARICIÓN DEL LENGUAJE ARTICULADO.
Como sabemos, uno de los rasgos que surgen en el proceso de hominización y que marcarán la diferencia entre el Homo sapiens y el resto de los primates es la capacidad simbólica. Esta, a su vez, es la responsable de la aparición de la capacidad cognitiva más asombrosa del ser humano: el dominio del lenguaje articulado como vehículo de comunicación. Aunque el origen y la causa exacta de esta capacidad siguen siendo un misterio, sí sabemos que ha sido la responsable del apogeo de la cultura humana.
Gracias al lenguaje, el ser humano es capaz de realizar generalizaciones y abstracciones, y referirse a realidades pasadas, futuras o imaginarias. Los animales, aunque pueden emitir y entender signos que expresan emociones básicas, como dolor, alegría, temor, rechazo o atracción, no pueden expresar realidades más complejas, como instrucciones, teorías, reglas o valoraciones.
El ser humano, en cambio, mediante el lenguaje, sí puede hacerlo. Por eso, para muchos pensadores el lenguaje supone una diferencia cualitativa; es decir, un rasgo específicamente humano. Ahora bien, existen diversas teorías acerca del origen del lenguaje tal y como lo conocemos hoy.
Se supone que el lenguaje articulado ha derivado de un primer lenguaje gestual, en el que los homínidos se comunican a partir de gestos más o menos acompañados de sonidos. ¿Cómo, cuándo y por qué los gestos dieron lugar a la comunicación articulada? Existen varias hipótesis:
-Una mutación genética habría causado esta especialización. En cualquier caso, habría sido múltiple y comportaría un largo proceso, pues habría debido producir cambios en la organización del cerebro, el conducto vocal y el sistema auditivo. No parece probable que todas las adaptaciones neurológicas que facilitan el lenguaje se deban a una única y aislada mutación.
-El aumento progresivo de la inteligencia general favorecería la aparición y el crecimiento de la capacidad simbólica y lingüística.
-La generalización de señales gestuales de alarma y aviso provoca que estas se vayan combinando paulatinamente con señales vocales. La utilidad de estas últimas haría que fueran imponiéndose y finalmente originarían un lenguaje exclusivamente vocal que simbolizaría objetos y situaciones (“comida”, “enemigo”...)
Es posible que las tres teorías sean complementarias y, lejos de excluirse unas a otras, compongan una explicación multicausal del origen del lenguaje. Lo que parece claro es que para que apareciese el lenguaje en los homínidos tuvieron que darse varias condiciones: una predisposición para comunicarse, la capacidad de imitar sonidos, la inteligencia necesaria para aprender a poner nombres y relacionar entre sí clases de objetos y fenómenos, y la sensibilidad a las diferencias de orden en las secuencias de sonidos.
3º.-LA HUMANIZACIÓN
Los proceso de hominización y humanización se cruzan con la aparición del lenguaje humano, la base sobre la que irá apareciendo progresivamente una conciencia que explotará los cambios anatómicos resultantes de la hominización. Diferenciamos ambos proceso para poder comprenderlos por separado, pero fueron en parte simultáneos e interdependientes.
La humanización es el proceso que nos conduce de homínidos con cuerpo antropomorfo o de forma humana a seres humanos. El proceso de humanización se centra en los cambios que experimenta la conducta. Esta deja de ser instintiva para centrarse en el aprendizaje y en la transmisión de información. El resultado final es la aparición de la cultura.
3.1. FACTORES.
El proceso que implica el paso de la hominización a la humanización pudo concluirse con la aparición de la cultura gracias a los siguientes factores:
*Descubrimiento del fuego. Hay quien sostiene que no inventamos el fuego, sino que al aprender a controlarlo, el primate se convirtió en humano. Su utilización supuso grandes ventajas, pues el fuego alumbra y calienta, espanta a los depredadores, permite la cocción de alimentos y proporciona un lugar de reunión.
*Fabricación de herramientas. Permitió especializarnos mediante un instrumento en distintos tipos de tareas que eran necesarias. Se usaban sobre todo como instrumentos cortantes y armas defensivas.
*Agricultura y ganadería. Las sociedades nómadas, cuyo medio de subsistencia se basaba en la caza y la recolección, dependían de un recurso incierto que a veces escaseaba. Por ello, las actividades agrícola y ganadera supusieron un cambio revolucionario al asegurar a quienes las ponían en práctica que siempre habría alimento disponible.
*Organización social. Se produce cuando la mayoría de estos grupos dejan de ser nómadas gracias a la agricultura y la ganadería. Eso supone la aparición de un nuevo modelo social, donde existe una jerarquía y unas normas sociales que respetar. Las consecuencias de este importante factor de socialización son las que siguen:
-Comercio. Las labores desempeñadas dentro del nuevo marco agrícola y ganadero requieren menos atención, por lo que ahora se dispone de tiempo libre para establecer los primeros intercambios y acuerdos.
-Guerra. La otra cara de la moneda es que surge el sentimiento de propiedad sobre los frutos del trabajo propio y la guerra para defenderlos.
*Historia. De la mano de los ejércitos y jerarquías que luchan por el poder, aparecen distintas formas de vida en sociedad. Nacen la política, la economía y la historia. Todos estos factores precisan para su desarrollo de un pensamiento cada vez más complejo.
3.2. PENSAMIENTO Y LENGUAJE.
Todos los factores de humanización apuntan a la necesidad de una capacidad cada vez mayor con la que realizar operaciones mentales cada vez más complejas. Esta capacidad es el pensamiento. Gracias al pensamiento interpretamos toda la información que llega al cerebro mediante la razón y la imaginación, haciendo posible la aparición de la vida afectiva, que regula y reprime los instintos y sirve de base a la vida moral, que nos permite ser libres y responsables. También la temporalidad es un rasgo humano, gracias al cual podemos entender el pasado y proyectar planes de futuro que nos empujan a actuar.
Con todo, la diferencia más grande está en nuestro lenguaje articulado. A través de la articulación de signos sin sentido, como los fonemas, el ser humano puede componer palabras y oraciones que sí tienen sentido. Esto es debido a que el lenguaje humano se caracteriza por ser simbólico, lo que significa que elabora y emplea signos convencionales.
Una palabra es un signo lingüístico porque sustituye a la cosa que nombra. Se trata de un signo convencional porque es arbitrario, es decir, no guarda ninguna relación con el objeto al que se refiere. Sin embargo, esa convención o acuerdo que todos aceptamos entre la palabra y lo que esta simboliza une a toda la comunidad y la separa de otras que emplean símbolos distintos, que hablan lenguas diferentes.
4º.-SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS ENTRE SERES HUMANOS Y ANIMALES
La continuidad entre los seres humanos y sus parientes animales más próximos, los primates, es notable, en especial el chimpancé, el bonobo, el orangután y el gorila. Los etólogos que han estudiado en su hábitat natural a esas especies han detectado formas de comportamiento muy similares a otras que practicamos los seres humanos. Por ejemplo, reproducen aspectos diversos de la vida social e interindividual: estructuras familiares, división del trabajo, jerarquías dentro del grupo, formas de cortejo, rituales de dominación y sumisión, de competencia y colaboración...
4.1. DIFERENCIAS FÍSICAS.
No obstante, hay también notables diferencias. Las más claras son las físicas y funcionales, entre las que se pueden destacar, por su importancia e incidencia en la manera de vivir, las siguientes:
*Postura erecta y bipedismo, lo que les permitió un mayor campo de visión, decisivo para sobrevivir en la sabana africana, lejos de las zonas arbóreas en las que siguen viviendo los otros primates.
*Pulgar oponible, sin el cual no es posible un nivel complejo de fabricación y manipulación de instrumentos. Nuestra mano es condición necesaria para la capacidad transformadora del ser humano, para el desarrollo del trabajo que acompaña al desarrollo del cerebro.
*Encéfalo altamente desarrollado. No es importante el tamaño, sino el cociente de encefalización (la relación entre el tamaño del cerebro y el del cuerpo) y la ratio del neocórtex (relación entre el tamaño del neocórtex y el tamaño total del cerebro). Ambos índices son mucho más elevados en el ser humano. Además, la estructura del cerebro en su conjunto, en especial la del neocórtex, es muy distinta.
4.2. DIFERENCIAS DE COMPORTAMIENTO.
Estas diferencias guardan estrecha relación con otras que están presentes en el comportamiento de los seres humanos. Estas conductas no se encuentran, en absoluto, en otros animales, o excepcionalmente se encuentra alguna en determinada especie, pero nunca todas juntas.
De los rasgos anteriores es decisivo el desarrollo cerebral, pues las actividades que realiza el ser humano exigen una compleja capacidad de procesar información y de elaborar respuestas:
*El lenguaje articulado, que es utilizado para funciones complejas, como la descripción y la argumentación
*El uso del fuego y la capacidad de fabricar y utilizar instrumentos de alto nivel de elaboración. Es más, fabricamos instrumentos destinados a fabricar otros instrumentos: “metainstrumentos”.
*Modificación del medioambiente, para adecuarlo mejor a nuestras necesidades: construcción de edificios, modificación del curso de los ríos..., y sobre todo la agricultura y la domesticación de algunos animales.
*Una gran capacidad de aprendizaje, debido a que tenemos una infancia muy larga, necesaria para aprender la complejidad de las reglas que rigen la vida en grupos muy numerosos. Los bebés y los niños y niñas tienen una enorme capacidad de aprendizaje, y la curiosidad infantil se conserva hasta el final de la vida (neotenia). Desde el nacimiento hasta los seis años se produce un destacado crecimiento del cerebro, algo que no ocurre en ningún otro primate.
*Grandes capacidades cognitivas de alto nivel, entre las que destacan, además de las anteriores, la autoconciencia (incluida la capacidad de reconocerse en un espejo), la capacidad de reconocer que los otros poseen una mente como la nuestra, la capacidad desde muy pequeños de hacer cálculos estadísticos y probabilísticos y de elaborar teorías de causalidad.
Existen, por tanto, diferencias importantes que tienen consecuencias esenciales en el comportamiento de los seres humanos y en sus relaciones con el resto de los seres vivos y con la naturaleza. ¿Se trata de diferencias de clase o de diferencias de grado? Es decir, ¿hay una cierta continuidad entre la cognición humana y la de los animales más próximos o se ha producido en la evolución un salto cualitativo?
Aristóteles definió al ser humano como “animal racional”. Reconocía el parentesco, la pertenencia al mismo género, animal, y ponía como diferencia específica la racionalidad. Añadía a continuación que el ser humano es el “viviente que tiene palabra”.
4.3. PROXIMIDAD A LOS GRANDES SIMIOS.
Comprender bien las diferencias y los parecidos con otros primates, e incluso con otros animales más lejanos, contribuye a una mejor comprensión de quiénes somos y quiénes podernos llegar a ser. Este debate es especialmente relevante en la actualidad en dos áreas:
*Por un lado, ha crecido mucho la lucha a favor del reconocimiento de los derechos de los animales, bajo la consideración de que el rasgo más importante de un ser humano son los sentimientos; y, como los animales también tienen sentimientos, debemos tratarlos de otro modo. Bajo el nombre de Proyecto Gran Simio, esta lucha está dirigida a exigir que, al menos a los primates más próximos, les sea reconocida la plena personalidad jurídica y moral.
*Por otro lado, nuestra capacidad transformadora ha alcanzado un salto cualitativo. La ingeniería genética ha puesto en nuestras manos una técnica que permite hacer modificaciones importantes en nuestra constitución, ampliando con mucho los deseos eugenésicos que siempre han estado presentes en la historia de la humanidad, como son evitar las enfermedades y conseguir un cuerpo más perfecto.
Los grandes avances que se han producido en la ciencia y la técnica han generado numerosos interrogantes que requieren un análisis ético cuidadoso. Algunos temas provocan duras polémicas, como la mejora y manipulación genéticas, el uso de las drogas en el deporte o la manipulación de embriones.
AA.VV. Filosofía. 1 Bachillerato. Editorial SM. Savia. Madrid. 2015.
AA.VV. Filosofía. Bachillerato 1. Serie Reflexiona. Editorial Santillana. Madrid. 2015
AA.VV. Filosofía 1. Bachillerato. Editorial Edebé. Barcelona. 2015.